martes, agosto 28, 2007

De todo lo que debe hacer uno para ver a los Red Sox



Realmente no escarmiento, ya debería yo darme por vencido en el tema de los viajes aeronáuticos pero no es posible, hoy mientras cumplo 10 horas de haber empezado a viajar, y aun me quedan tres por delante, empiezo a imaginar en tantas aventuras que enfrentaron aquellos "pilgrims"... no me ha sido tan difícil, para empezar, viajo en un avión que debe de haber sido construido algunos años antes que el barco original "Mayflower", no me lo tomen a mal pero la flota de American Airlines es digna de admirarse, ambos aviones en los que me he subido son unas piezas dignas de museo, sin embargo no por eso son menos acogedores, en el que me encuentro actualmente, y que cubre la ruta Miami - Boston es un modelo A 300, con capacidad para 180 pasajeros en el que viajamos cómodamente hacinados 230 "satisfied customers". No soy de aquellos que se desmaya fácilmente, pero después de llevar acomodado (es un decir) 25 minutos en tierra esperando al pasajero "Richards, Dick" (you bet!!), con una negrita por lo menos dos tallas superiores a la mía en el asiento de junto, el aire acondicionado apagado, la perspectiva de tres horas quince minutos de inmovilidad, no pueden criticar mi animo de ausentarme de ese surrealismo aeronautico al escuchar que al vuelo 680 lo dirigirá la capitana Laura Smith, quien después de atestiguar que el mentado Dick había subido al avión, cual hija de microbusero se lanzó a la pista.

Rápidamente una preocupada y afable señorita (sic) me preguntó tiernamente, “what’s your fucking problem?”, tal amabilidad resultó mas efectiva que las sales aromáticas que traían las abuelitas de las películas a las fiestas de quince años…”si no me paro me avientan”, pensé… “nosingtugüorri, llosttraining”. No si realmente estas mujeres son escogidas por su ternura y comprensión pero dato curioso, la edad promedio de las "flight atendants" de A.A. debe rondar en los 25 años.... pero de servicio interrumpido... no hay entre la tripulación mujer alguna que tenga menos de cincuenta años, (excepto nuestra diestrisima capitana que está debutando comercialmente a la edad de 30, solo ruego que cumpla años antes del 20 de Noviembre, pues ser piloteado por una mujer y encima mas joven probablemente sería un trauma insuperable). He llegado a la conclusión que el retirar la comida de los aviones de AA no es resultado de una cuestión financiera, sino que se hizo por la seguridad de los pasajeros, pues dos o tres azafatas han de haber caido en estado catatonico al preguntar por diezmillonesima vez "meat or chicken?", (probablemente seamito urbano pero cuentan que dos pasajeros fueron aventados en pleno vuelocuando pidieron una comida vegetariana). Subitamente y sin previo aviso la pasajero de color serio que viajaba a mi lado y a quien de cariño me referiré de ahora en adelante como “la rotoplast” desplegó un “lunch” de apariencia incierta y olor aun mas dudoso, provocando en un servidor un sin fin de sentimientos nauseabundos, llevándome a imaginar una dulce venganza acuñada en las antiquísimas salas del Palcio Chino o del ancestral cine Chapultepec a base de tortas de queso de puerco con una salsa a base de Papalo quelite.



De un calor insoportable pasamos a la etapa de pasteurización, el frio no se aguanta, cobijitas no hay, cosa extraña, pues en el vuelo Mexico Miami, había un sin fin de estos émulos de Sarapes, todos empacados y con unas advertencias que incluían desde diez años de carcel hasta la invasión ipso facto por parte de las tropas bushianascontra el país de origen del pobre ingenuo que se apañara la mentadacobijita, algo hay que reconocer, el método es efectivo, de los cuarentatenochas que abordamos el avión, todos regresamos las cobijas, es mas yo ni la use por temor a mancharla.



Finalmente supongo que aterrizamos sin cotratiempos, pues si están leyendo está historia o llegue con bien o las computadoras HP están hechas del mismo material que las cajas negras. No puedo evitar el temer el día que regreso a México, ¿por que será?.