miércoles, enero 31, 2007

Carta a una Princesa que despierta..


La noche se despedía de mala gana, bruma y penumbra complicaban a un rayo de sol que con mucho trabajo y sin hacer ruido intentaba ganar tu ventana, cuidadoso para no despertarte antes de tiempo. A través de tus párpados te delataron tus ojos, aun soñabas, “que hermosa” murmuró mezclando el dicho con un suspiro y, sin importarle el empañado vidrio, entró en tu recámara.
La torre comenzó a llorar, gruesas lágrimas descendían en el cristal al ver allanado el dormitorio, necesitaba guardarte, te cuidaba férreamente pues habíate visto observar las estrellas, golpear los barrotes que conformaban la celosía, se regodeaba de haber sentido a tu pensamiento escapar y verlo regresar antes del amanecer, no se arrepentía de aquel grillete que dolorosamente te unía a la cama, una cama fría, hostil y pétrea. Eras suya, en algún día radiante te presentó su mejor fachada y tu quisiste creerle, ya dentro y una vez terminado el crepúsculo los alabastros pronto perdieron su blancura y aquellos tapices que tanto admirabas pronto empezaron a resultar amenazantes, en secreto quisiste huir, pero la torre crecía conforme pasaba el tiempo, cada vez mas adentrada en la noche, la oscuridad y la desolación.

Un día sin sol dejaste dormida tu sonrisa, fue el mismo amanecer que el paisaje perdió su encanto, necesitabas salir, ver hacia otros horizontes y soñar con sus encantos pero tuviste miedo de hacerlo sola, no solo te habías olvidado que podías volar.

Tímido, el rayo comenzó por acariciar tu mejilla, quiso entibiar primero aquellos rumbos por los que corría un llanto tenue y que por cotidiano era incluso imperceptible. Recorrió raudo el camino hacia tus hombros, los palpó cansados y fríos, les dejó un beso y se lanzó a tu espalda, completando así un abrazo. Tu estremecimiento le hizo temblar a él también, al saber que estaba ahí, ¿odiarías despertar del letargo?, ¿era prudente que infundiera su calor sin tu haberlo pedido?

Sintió que te acurrucabas, y curiosa quisiste saber que había nuevo en la habitación, ¿que sería aquello que te infundía un sentimiento que no era desconocido pero que la memoria no podía nombrar de inmediato? Nada te podía preparar para lo que estabas presenciando, un breve resplandor iba fluyendo a través de la ventana, llenando cada resquicio, iluminando todos los objetos incluyendo aquellas gárgolas vigilantes cuya fauces por la noche infundían soledad y miedo, pero ahora parecían ridículas. El ventanal había cedido ya ante el brillo de Apolo, y sus vitrales mezclaban caprichosamente los colores en tu pelo. Buscaste las zapatillas y recordaste la cadena que te lastraba, con desesperanza quisiste volver a dormirte pero un reflejo no te lo permitió, frente a ti había un espejo, el rayo continuaba abrazándote, cada vez mas estrecho, cada vez mas unido, ahora acariciaba tus brazos, ahora repasaba tu cintura.


Despacio te acercaste a tu imagen, “eres bella” te dijeron al oído y tardaste en encontrar la respuesta, “si, recuerdo que solía ser bella”, “ahora eres mas hermosa que antaño, tu llanto limpió tus ojos, la crispación en tus manos afino tus brazos y suavizó tu piel, y tu espera engrandeció tu alma, eres una princesa que despierta y que alguien está esperando”.

Conforme el sol te llevó hacia la ventana dejaste atrás la cama, jamás había cerrado un candado en la armella, nunca hubo un acero que hubiera podido detenerte en tu carrera, solo el miedo te había mantenido encadenada. La torre se desmoronaba bajo tus pies y ante tu mirada, “no te extrañes, ¿no es eso lo que le sucede a todos los engaños?”, te recordó la luz, al salir viste al fin el campo, no había caminos, no había opciones difíciles, ni encrucijadas frente a ti, solo alegría, solo luz y contemplaste entonces a las olas balancear sus crestas, “eres bella” te recordaron, “eres bella y eres libre” susurraron en tu oído una vez mas, y por primera vez desde hace mucho tiempo tu alma hizo eco inmediata y permanentemente.

Princesa:

Un cuento es un conjunto de palabras hiladas para significar algo, algunas veces inclusive puede describir un sueño, espero que este sea compartido. Hoy te vi llorar y en secreto lloré yo también, no desciendas tu mirada, nadie lo merece; no voltees, a partir de hoy estaré contigo y no voy a dejar que desandes el camino y si algún día crees que te dejé caer ten en cuenta que hay algunas ramas que solo pueden ser libradas estando a la altura correcta, al fin de cuentas, este sendero lo recorrí antes que tú, princesa, ya no estás avanzando sola, ya nunca mas
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Como explicar, en verdad que eres un poeta en toda la palabra de la exprecion. No se quien sea la princesa que ha hecho que escribas, pero en verdad que debe de saber lo que tiene al tenerte cerca, envidia de la buena es lo que me viene a la mente.
Se que estas Feliz y eso me alegra.
Princes... no dejes ir a este rey seas quien seas....